El entrenador de la Selección argentina de vóley aseguró que «el deporte argentino es un milagro»

El entrenador de la Selección argentina de vóley femenino, Daniel Castellani, valoró la estructura que contiene a los deportistas del país, ante el debate  sobre la posible llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).

El técnico, que transitoriamente está alejado de la actividad, ya que está en tratamiento luego de superar un cáncer, dejó una serie de definiciones sobre el deporte en Argentina, al cual calificó como “un milagro”.

«Yo viví 20 años afuera, entonces cuando vuelvo siento que hay una mirada muy muy argenta por llamarlo de una manera y siempre ves lo que falta, lo que no está, la plata que no está, el dirigente que no hizo, el gimnasio que no se terminó. Eso es verdad, pero mirando desde afuera el deporte argentino es un milagro», expresó en diálogo con DeportTV.

«No hay plata, pero hay lo que no tienen otros países, que es la pasión y el corazón», remarcó.

«Cuando ganamos la medalla del europeo con Polonia, vamos a ver al primer ministro. Yo estaba sentado al lado del secretario de Deportes polaco, que me preguntó: ¿cómo hacen ustedes? Yo soy secretario de Deportes de Polonia, tenemos la misma cantidad de habitantes, tengo cuatro veces más de presupuesto que ustedes. Y ustedes ganan en fútbol, en básquet, en vóley, en hockey, en judo. Le dije, déjeme pensar y me fui a casa», reveló el entrenador que fue su respuesta.

La exposición de Castellani prosiguió: siguió. «Somos uno de los pocos países, junto con Brasil, que tenemos estructuras de clubes y sociedades de barrio, de fomento. No hay plata, no hay un programa, pero hay lo que no tienen otros países, que es la pasión y el corazón».

«Acá decís ‘che, no hay pelotas’, y te dicen ‘tranquilo, vamos a hacer una rifa’. Y a la semana hay pelotas. ‘Che, las chicas no tienen una camiseta’ y sale un ejército de padres haciendo panchos, alfajores, rifas y aparecen las cosas», confesó.

Y en la misma línea, agregó: «Te parás acá en la esquina un sábado y mirás un ejército de padres que cargan los autos con un montón de chiquitos de hockey, de rugby y van y lo llevan y lo van. Eso no existe en ningún lugar del mundo».

«Todo eso, como es cotidiano, es para nosotros normal. Ahora, desde afuera, tiene un valor monstruoso y distintivo nuestro deporte», sentenció.

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