¿Desdobla en Buenos Aires? La suspensión de las PASO nacionales pone la pelota en la cancha de Kicillof

La suspensión de las PASO confirmada ayer en el Senado le despejó el panorama al gobernador Axel Kicillof, quien estaba esperando justamente que decante el escenario nacional para tomar su propia decisión acerca del desdoblamiento de las elecciones intermedias en la provincia de Buenos Aires.

Sin excusas para seguir dilatando la decisión y con el reloj corriendo sin pausa a poco de comenzar el cronograma electoral, el mandatario bonaerense está obligado a tomar de forma urgente una determinación en caso de querer modificar las reglas electorales para este año.

“Todavía hay que despejar muchas variables para terminar de definir el escenario”, aclararon altas fuentes del Gobierno bonaerense en diálogo con la Agencia Noticias Argentinas.

Por la opción de desdoblar, Kicillof está siendo presionado abiertamente no sólo por su propio círculo político sino además por decenas de intendentes peronistas.

En caso de avanzar en ese sentido, la medida se instrumentaría mediante un proyecto de ley para conferirle mayor legitimidad a la decisión.

La suspensión de las PASO nacionales le abre lugar a Kicillof para que pueda anticipar la fecha de los comicios bonaerenses, aunque desde el Frente Renovador le sugirieron que podría, por el contrario, postergar las elecciones provinciales para noviembre, semanas después de las elecciones generales nacionales.

Esta alternativa no estaría en la consideración del gobernador, que mira de reojo con más interés la idea de un adelantamiento, para evitar que la discusión provincial se contamine de la nacional.

La separación de las fechas de las elecciones provinciales respecto de las nacionales le permitiría a Kicillof concentrar la campaña en los temas vinculados a la gestión y plebiscitar su desempeño, sacando el foco de la polarización entre Cristina Kirchner y Javier Milei.

La vía del desdoblamiento con adelantamiento de la fecha de elecciones sigue siendo rechazada por el kirchnerismo duro, en especial por Cristina y Máximo Kirchner, que acusan al gobernador de buscar salvarse solo y de desentenderse de los resultados de la contienda nacional.

Las elecciones generales del 26 de octubre pondrán en juego nada menos que 35 bancas a la Cámara de Diputados por la provincia de Buenos Aires. 

La obsesión de Cristina Kirchner es que el peronismo salga bien parado en esa elección, independientemente de lo que suceda con la representación en el Senado y la Cámara de Diputados bonaerense.

En el kirchnerismo le advierten a Kicillof que si elige adelantar la elección, la oposición utilizará toda su maquinaria de operaciones durante la campaña para lastimar las acciones del oficialismo bonaerense explotando la agenda vinculada a la inseguridad. 

El otro dilema qué debe resolver el gobernador es qué hacer con las PASO provinciales, y en caso de sostenerlas, elegir una fecha del calendario electoral, ya que al haberse suspendido las primarias nacionales se extinguió la obligación de atar la realización de las mismas a la misma fecha que definía el cronograma nacional.

En las últimas horas, los diputados bonaerenses del PRO Agustín Forchieri y Matías Ranzini presentaron un proyecto de ley «espejo» para eliminar las PASO provinciales. 

Sin ellas, cada agrupación o alianza política debería resolver sus listas de candidatos a través de mecanismos internos, sin participación popular, lo cual traería beneficios pero también riesgos.

En el orden de los beneficios, sobresale la posibilidad de que los oficialismos tengan mayor poder e influencia para ordenar y digitar la oferta de candidaturas, evitando que surjan otras listas para competir por adentro.

Sin embargo, este mismo factor conlleva el riesgo de la fragmentación de las alianzas políticas, toda vez que sectores disconformes con la definición de las nóminas de candidaturas podría decidir jugar por afuera con listas independientes.

Tras el veredicto del Congreso respecto de las PASO nacionales, la pelota está ahora en la cancha de Kicillof y los tiempos apremian. 

Son muchos los intereses en juego, especialmente dentro de su propia alianza política, y por eso la medida que tome no será inocua.

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