Nadal, el joven que nunca se daba por vencido y se convirtió en el mejor
Desde un primer momento se supo que Rafael Nadal estaba para hacer cosas grandes en el circuito. Pero nadie imaginaba todo lo que iba a conseguir ni la leyenda en la que se iba a convertir.
22 títulos de Grand Slam, 36 Masters 1000, medalla de oro en los Juegos Olímpicos, campeón de Copa Davis en cinco ocasiones y más de 200 semanas como número 1 del mundo.
Al igual que Roger Federer, con quien protagonizó una de las mejores rivalidades en la historia del deporte, enamoró a los fanáticos del tenis no solo por sus logros deportivos. El suizo se metía a la gente en el bolsillo por su “arte” para jugar, por hacer de la raqueta un pincel. Rafa, por el contrario, se ganó el cariño de todos por su tenacidad, por aquellos rugidos cuando ganaba un punto que parecía imposible y, principalmente, por no darse nunca por vencido.
Podía estar contra las cuerdas por el talento de Federer y Djokovic, por las impecables estrategias de Murray o por la potencia de Del Potro, pero en la mayoría de las ocasiones esa tenacidad (y su calidad indiscutible, obviamente) le permitía sacar la mayoría de los partidos adelante.
Su historia de amor con el polvo de ladrillo
Esa increíble velocidad y el efecto que le ponía a sus golpes se convirtieron en un combo letal que llevó a Nadal a ser una pesadilla para sus rivales y obtener un dominio en el polvo de ladrillo pocas veces visto. En aquella superficie tuvo una de las mejores historias de amor que se hayan visto en el deporte: llegó a ganar 81 partidos consecutivos entre 2005 y 2007, se coronó 14 veces en Roland Garros, 11 en Montecarlo, 10 en Roma y 4 en Madrid.
El dato más increíble es el de Roland Garros. Antes de la aparición de Federer, Nadal y Djokovic en el circuito, el máximo ganador de Grand Slam era el estadounidense Pete Sampras, con 14. Nadal igualó ese número solo con su gesta en el torneo parisino, donde levantó el Trofeo de los Tres Mosqueteros en 2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022. Allí ganó la increíble suma de 112 partidos y solo perdió en tres ocasiones (contra Robin Soderling en 2009 y ante Djokovic en 2015 y 2021).
Sin lugar a dudas, lo de Nadal en Roland Garros no es solo el mayor dominio en un torneo en la historia del tenis, sino también en el deporte en general.
Nunca darse por vencido, ni cuando el cuerpo dice basta
Pese a todos sus logros, Nadal nunca la tuvo fácil a nivel físico y en varias ocasiones las lesiones pusieron en duda su carrera.
Su primera lesión grave ocurrió en 2004, cuando una fractura en el escafoides del pie izquierdo lo mantuvo alejado de las pistas durante cuatro meses, lo que lo llevó a perderse la gira de polvo de ladrillo.
En 2012, tras caer ante Lukas Rosol en Wimbledon, llegó la siguiente. La rotura del tendón rotuliano de su rodilla izquierda lo tuvo alejado de las canchas durante la segunda mitad de aquella temporada.
¿Cómo respondió Nadal? Volvió en 2013 y se llevó todo por delante. Ganó 10 títulos de 17 disputados (incluidos Roland Garros, el US Open y cinco Masters 1000) y cerró el año como número 1 del mundo indiscutido.
Su siguiente gran ausencia en el circuito llegó en 2021, cuando debió someterse a una operación por el síndrome de Müller-Weiss, una enfermedad crónica en su pie izquierdo.
Esto generó que se perdiera casi cinco meses del circuito. Su retorno se dio en el Abierto de Australia 2022, donde protagonizó uno de los mejores capítulos de su carrera. Allí, contra todo pronóstico y a pocos meses de mostrarse en muletas, Nadal consiguió “el milagro de Melbourne”, al ganarle en la final del primer Grand Slam del año al ruso Daniil Medvedev en un partido donde llegó a estar dos sets abajo y con triple punto de quiebre en contra.
Estos problemas en el pie reaparecieron en la gira de polvo de ladrillo, donde Nadal ganó Roland Garros infiltrándose la zona con dolor en cada uno de sus partidos. Incluso su rival en la final de aquel torneo, el noruego Casper Ruud, contó que al día siguiente lo vio en muletas.
Pero la lesión que más tiempo lo tuvo alejado de la actividad fue la del año pasado. Después de jugar el Abierto de Australia, Nadal se ausentó durante es resto de la temporada 2023 por una lesión en su cadera que lo hizo volver a pasar por el quirófano.
Nadal estuvo más de tres años fuera del circuito y se perdió 15 torneos de Grand Slam por culpa de las lesiones.
Pese a todas las adversidades, la Fiera de Manacor siempre volvía, afrontaba la situación con la mejor actitud y rápidamente ganaba los torneos más importantes del mundo sin importar si tenía enfrente a Federer, Djokovic o quien sea.
Protagonista en la mejor era del tenis
Nadal, Federer y Djokovic protagonizaron las mejores batallas que se hayan visto dentro de una cancha de tenis, conformando el histórico “Big Three”.
Entre ellos se repartieron los títulos más importantes del circuito durante casi dos décadas y no le daban oportunidades a sus rivales, que debían conformarse con los torneos de menor importancia.
Entre los tres, ganaron la increíble suma de 66 Grand Slams y 104 Masters 1000.
Ante Federer y Djokovic, Nadal fue protagonista de los partidos más increíbles que se hayan visto en una cancha de tenis.
Obviamente sufrió derrotas durísimas como la de la final del Abierto de Australia 2012, cuando Djokovic le ganó tras casi seis horas de partido, o la del mismo torneo en 2017, en la que un Federer que volvía tras una larga inactividad lo derrotó en un partido cargado de épica de principio a fin.
Pero no todas fueron malas en estos enfrentamientos. En realidad, fueron más buenas que malas. Ante el suizo consiguió el triunfo en la final de Wimbledon 2008, considerado el mejor partido de la historia, aquellas victorias en tres finales consecutivas de Roland Garros entre 2006 y 2008, o el increíble partido decisivo en Australia 2009, donde el manacorí se impuso en cinco sets.
Frente al serbio, por su parte, se pueden destacar aquellas finales de Roland Garros y las del US Open, cuando ambos estaban en su mejor momento.
Rafael Nadal, un ejemplo dentro y fuera de la cancha
El español nunca tuvo problemas con nadie. Su comportamiento dentro de la cancha siempre fue impecable y tampoco estuvo involucrado en ningún tipo de escándalo extra deportivo.
Es por toda esta sumatoria que para mucha gente, incluido quien les escribe, que con solo ocho años quedó maravillado con ese joven español que no se daba nunca por vencido, Nadal será siempre un ejemplo, un fenómeno que generó cosas únicas.
Tras su retiro quedará un vacío entre los fanáticos del tenis, que no volverán a vivir la adrenalina que generaban los partidos de Rafa… pero qué lindo fue vivirlo.
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